Una pandemia, una crisis económica, una guerra internacional, una inflación disparada, una carencia de materias primas, una huelga de transportes… Estas son solo algunas de las circunstancias a las que el sector de la distribución de maquinaria y productos de limpieza e higiene profesional ha tenido que enfrentarse y adaptarse en estos últimos tiempos

Hace justo ahora tres años esta revista organizaba un Café de Redacción en el que implicábamos a distintos representantes del sector de la distribución de maquinaria y productos de limpieza e higiene profesional. En él, los asistentes ponían sobre la mesa sus principales preocupaciones en ese momento, que se materializaban en cuestiones como la adjudicación de contratos basándose sobre todo en el precio; la importancia de orientarse cada vez más al cliente; la enorme competencia existente, con la presencia de nuevos actores internacionales; la adaptación a la nueva legislación; o la incipiente crisis económica que se empezaba a vislumbrar. Todas estas siguen siendo cuestiones que preocupan actualmente a esta industria. Sin embargo, a ellas se han añadido algunas nuevas que, por aquel entonces, nadie podía imaginar, comenzando por una pandemia mundial. Y desde entonces, las cosas no han hecho más que complicarse.

La llegada de la pandemia

Nos situamos en marzo de 2020, que será recordado en la historia de España como el mes en el que el Covid-19 llegó a nuestras vidas para confinar al país entero. Sin embargo, no todo el mundo se quedó en sus casas. Entre los colectivos que debían seguir cumpliendo con sus obligaciones laborales se encontraba el personal del sector de la limpieza y la higiene; y, entre ellos, todas las personas que se encargan de distribuir este tipo de productos tanto en el mercado de consumo como en el profesional.

Fueron momentos en los que a los operarios de limpieza les tocó trabajar sin los equipos de protección adecuados; y los fabricantes de químicos doblaban turnos fabricando al máximo de su capacidad productiva para abastecer de desinfectantes, geles hidroalcohólicos y otros productos imprescindibles en esos momentos. Y en medio, se situaba el mundo de la distribución para garantizar que los productos llegaban a sus destinatarios sin retrasos, aunque eso al principio resultó casi una misión imposible.

Hay que recordar que en aquellos primeros meses hubo un gran problema de desabastecimiento mundial de mascarillas, de Equipos de Protección Individual (EPIs) y de todo tipo de sustancias desinfectantes. De hecho las circunstancias ponen a prueba la capacidad de adaptación del sector de distribución. En este caso ilser grup se anticipo a la pandemia abasteciéndose de todos los productos imprescindibles para hacerle frente.

Una pandemia, una crisis económica, una guerra internacional, una inflación disparada, una carencia de materias primas, una huelga de transportes… Estas son solo algunas de las circunstancias a las que el sector de la distribución de maquinaria y productos de limpieza e higiene profesional ha tenido que enfrentarse y adaptarse en estos últimos tiempos.

En este sentido, para el sector químico supuso un auténtico reto, al tener que suministrar todo tipo de productos de limpieza e higiene; a pesar de la escasez de envases y tapones o sustancias como el alcohol, el triclosan o la glicerina, imprescindibles en los geles hidroalcohólicos. Y todo ello, sin olvidar al sector del plástico, que tuvo que centrarse en la producción de guantes, batas y equipos de protección, que los profesionales de la distribución tuvieron que hacer llegar a hospitales, centros de salud y otros destinatarios como residencias, poniendo en riesgo su propia salud. Afortunadamente, las empresas de distribución demostramos nuestra profesionalidad manteniendo las máximas medidas de seguridad para proteger a sus trabajadores, considerados esenciales.

En cualquier caso, esta situación trajo como consecuencia una subida de precios que pagó tanto la distribución como los clientes finales, hasta que la situación se controló meses después y se ‘normalizó’; pero por el camino tuvieron que hacer frente a numerosos ERTEs ante el cese de servicios por el cierre de empresas, comercios y negocios. Esto, además, motivó la caída de la facturación en este tipo de empresas.

Por suerte, la situación empezó a encauzarse a finales de 2020, cuando todo el mundo aprendió a convivir con la pandemia y los cauces habituales de distribución de productos se estabilizaron, en la medida de lo posible. El sector empezaba a respirar tranquilo dentro de la intranquilidad que daba vivir en mitad de una pandemia. Además, la imagen se vio reforzada, “la crisis sanitaria ha demostrado la capital importancia que tiene la distribución y la logística. Son sectores de primera necesidad que no han parado su actividad y han estado a la altura en los momentos más difíciles de la pandemia”.